martes, 28 de marzo de 2017

La Encina




LA ENCINA - Alfonso Yuncar.

Que hubo un tiempo en que el encinar llegaba hasta las puertas del  pueblo es algo consabido. Las progresivas talas decidieron la conquista  del arado sobre el pastoreo y   el encinar llegó a retroceder más allá del cauce de La Anguilucha.  

Testigo sobreviviente de aquella devastación queda una solitaria encina. Las desavenencias  entre dos familias cuya herencia dividía la linde donde se hallaba,  determinaron que  se librara del hacha.

Recia y digna parece medir la distancia que la separa del monte oscurecido por  sus congéneres,  y donde el viento y las torcaces trazan mapas de intrincados laberintos.

Sin competencia, sus raíces y ramaje se beneficiaron de los sucesivos laboreos y del fecundo regalo de las estaciones.  

Desde el prominente  lindazo, esta vieja encina ha sido testigo de la dura brega  de sucesivas  generaciones de labradores, pastores y lavanderas, a cuya sombra se cobijarían alguna vez, gentes con sus cuitas y avatares, vidas cumplidas al fin en una tierra, donde  su rudeza y hermosura quedan resumidas en una solitaria encina.

Nota: La encina fotografiada se encuentra en el paraje de “La Puente” en La Estrella de La Jara.














































































Hoy os traemos un interesante documental del Ministerio de Medio Ambiente sobre encinas y encinares.



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