jueves, 29 de diciembre de 2016

II Romance de la Loba Parda

Fermín y su artesanía pastoril


II – Romance de La Loba Parda
Fermín “El Barbero” – Aldeanovita

Cuando ya habíamos publicado el reportaje sobre  la versión del romance de La Loba Parda, que  se recitaba y cantaba en La Estrella de La Jara, nuestro amigo Raúl Galán nos puso sobre la pista de otra versión también de La Jara, la de Fermín “El Barbero” de Aldeanovita  y recogida por Davíd García en un video de su canal de Youtube y que podréis encontrar al final del reportaje.

Destacamos aquí  la duración más larga de esta versión, con jocosos diálogos que se entrelazan entre el pastor los perros y la loba, incluida  una moraleja final.

No es difícil imaginar las circunstancias en que debió crecer este hermoso romance. Aquellos antiguos pastores  enfrentados a la soledad y la intemperie del campo hallaban en los romances una fórmula para distraerse, imaginando nuevas e ingeniosas rimas.  De esta manera,  a ese árbol que era el romance original, cada cual colocaba su propio injerto y el árbol con mejor o peor fortuna seguía creciendo.

II – Romance de La Loba Parda
Versión de  Fermín “El Barbero”- Aldeanovita -

Estando un día un pastor
Apoyado en su cayada
Vio de venir siete lobos
Por medio de una cañada
Que venían echando a suerte
Por ver a cual le tocaba
Para asustar al pastor
Y poder fraguar la caza

Y le ha tocado la china
A una loba parda coja y jorobada
A esta le dice el pastor
De aquí no me sacas nada
Tenía siete cachorros
Y una perra trujillana
Y su perro de los hierros
Que por sus vientos volaba
A mí tus siete cachorros
Ni tu perra trujillana
Ni tu perro de los hierros
Me van a impedir la entrada
Yo los tengo que burlar
Y me tengo que llevar caza

Dió tres vueltas al corral
Y a ninguna sacó nada
Y a la cuarta como dio
Sacó una cordera blanca
Hija de una oveja churra
Nieta de una oveja blanca

La que tenían los amos
Para el domingo de Pascua
Al enterarse el pastor
Que la loba iba cargada
Aúpa sus siete cachorros
Y a su perra trujillana
Y a su perro de los hierros
Que por los vientos volaba
La ha corrido siete leguas
Por laderas y montañas
Y al pasar un arroyuelo
Y al subir una cotana
Antes de entrar en la cueva
La agarró la trujillana
Porque el perro de los hierros
Tenía ya la cueva cortada

Se abalanzan los cachorros
La loba ya iba cansada
En esto llega el pastor
Con el cuchillo sin vaina
Pastorcillo no me mates
Deje que entre en mi cabaña
Y yo te dejo la cordera
Sana y buena como estaba

Yo no quiero la cordera
De tu boca babeada
Lo que quiero son tus muelas
Para hacerme unas cucharas
También quiero tus colmillos
Para pinchar las tajadas
Tus orejas pa abanicos
Pa que se abanique el ama
Después quiero tu pellica
Para hacerme una zamarra

Si me perdonas la vida
Yo respeto tu majada
Pero si quieres mi piel
La vas a pagar muy cara
Caso omiso hizo el pastor
Y sobre la loba se lanza
Mientras esta se debatía
A los suyos avisaba
A dos hijos y a una nuera
Que componían la manada
Más tres cachorros de esta
Nietos de la loba parda
Seis quedaban en el grupo
La loba ya no contaba

Ya regresaba el pastor
Contento con su zamarra
Y ahí comprendió que la loba
Amén de astuta era sabia
A seis por seis, treinta y seis
Las ovejas degolladas
Todas llevaban la huella
Sobre su cuello estampada
Ocho le adjudica al lobo
Diez la hermana y la cuñada
Dieciocho a los cachorros
Nietos de la loba parda
Así quedaba la firma
La loba estaba vengada
Y es que nunca debió el pastor
Dejar sola la majada.




domingo, 18 de diciembre de 2016

El Romance de La Loba Parda




Los múltiples cordeles y cañadas que atraviesan La Comarca de la Jara, así como  los verracos de piedra que las tribus vetonas nos dejaron, demuestran la importancia que desde tiempo inmemorial tuvo  la actividad del pastoreo y la trashumancia en nuestra tierra.

De esa vieja cultura andariega nacieron cuentos y leyendas, refranes y romances, que los pastores propagaron de una punta a otra de la península, compartidos a la lumbre en invierno o al sereno estrellado en noches más templadas.

Aunque con el progresivo despoblamiento rural haya desaparecido parte de ese rico legado, aún estamos a tiempo de salvar la parte que los más viejos conservan. Sirva como ejemplo de supervivencia uno de los romances más populares  y extendido por el país; El Romance de La Loba Parda.

Según Ramón Menéndez Pidal en su libro Flor Nueva de Romances viejos, el romance de La Loba Parda nació “entre los zagales de Extremadura, donde hoy es muy cantado al son del rabel, sobre todo en Nochebuena. Los pastores trashumantes lo propagaron por ambas Castillas y por León”.

Este romance aunque conserva un tronco común, en cada pueblo encuentra su propia versión. Nosotros vamos a transcribiros la versión que mi padre, Julián Caja (1899-1980-La Estrella de La Jara) me cantara cuando niño y que  solía acompañar  con la zambomba.

Al final de la letra del romance os ofrecemos un video con la versión que canta el grupo de Folk Alalumbre.



Romance de La Loba Parda 
Versión de La Estrella de La Jara.

Estando yo en la mi choza
pintando la mi cayada
vide asomar siete lobos
por una oscura cañada
que venían echando a suerte
cual entrará en la majada
le tocó a una loba vieja
patituerta, coja y parda
que tenía los colmillos
como puntas de navajas.

Dio tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada
y a la otra vuelta que dio
sacó una borrega blanca
hija de la oveja churra
y nieta de la Changarra
la que tenían mis amos
para el día de la Pascua.

¡Arriba siete  cachorros
y la perra trujillana
y el perrillo de los yerros
que por los cerros volaba!

Si me cobráis la borrega
cenareis perruna y gachas
y si no me la cobráis
cenaréis de mi cayada.

Los perros tras de la loba
las uñas se esmigajaban
siete leguas la corrieron
por unas sierras mu agrias

Al subir un cotorrito
la loba ya iba cansada
y al entrar en la lobera
la cogió la Trujillana.
Trujillana suéltame
toma la borrega blanca
no queremos la borrega
de tu boca lobadada
que queremos tu pelleja
pa el pastor una zamarra
de tu cabeza un zurrón
para guardar  las cucharas
tus orejas pa dediles
para segar la cebada
tus dientes para las  púas
para tocar la guitarra
y tus tripas pa vigüelas
        para que bailen las damas.         

Alfonso Caja Yuncar

Aprovechamos  la evocación navideña que nos inspira  este  romance,  para agradecer vuestro seguimiento, y como no, para desearos salud y felicidad con un entrañable saludo Jareño.

A continuación podréis  clicar y ver el mencionado video de Alalumbre en su versión de La Loba Parda.










lunes, 5 de diciembre de 2016

Anchuras



Anchuras se halla ubicado en un barranco dominado por un paisaje serrano de gran valor natural.
En la actualidad nuestro pueblo se incluye en la provincia de Ciudad Real, pero esto solo fue a partir de 1833 con la división provincial de Javier de Burgos, una distribución nefasta para nuestra comarca, que quedaría repartida entre cuatro provincias. A partir de aquella fecha Anchuras de La Jara pasaría a llamarse Anchuras de Los Montes (1).
Hasta el siglo XIV no existen datos sobre asentamientos en Anchuras, que como en gran parte de nuestra comarca lo iniciaron colmeneros, que además cultivaban cereales y criaban piaras de cerdos. Ya en el siglo XV existía un caserío de chozas que se conocería como  La Nava de Los Enjambres. A finales del siglo XVI al caserío se añade  una pequeña ermita.
Anchuras como población no aparece hasta mediados del siglo XVII. En 1676 el arzobispo de Toledo consagra la iglesia Nuestra Señora de La Asunción.

En 1988 Anchuras se convirtió en un municipio muy conocido por la decisión del gobierno de la nación de  ubicar en su zona  el campo de entrenamiento militar, que no se había podido instalar en el cercano Cabañeros. La lucha que con gran tesón mantuvieron sus vecinos,  movimientos ecologistas y pacifistas, entre otros, daría al traste con dicho proyecto. 28 años después aún quedan   algunas pintadas de aquella lucha sobre los muros  del pueblo.
























































































































  Hoy os dejamos estas jotas aragonesas, la Jota por excelencia.