Vista de Gargantilla
En Gargantilla- Alfonso
Yuncar.
Con
frecuencia, al visitar alguno de nuestros pueblos de La Jara , los vecinos se extrañan
de nuestro interés en fotografiar viejas casas, viejos oficios o artesanías a punto de desaparecer. Cuando
explicamos que para saber quienes somos, antes debemos conocer de donde venimos, lo entienden
perfectamente.
Al
llegar a Gargantilla la desconfianza de nuestro amigo Julian, que da de beber a
su mula en el viejo pilón, desaparece con esa escueta respuesta, y ya hilamos
la conversación sobre cómo se presentan este
año las cosechas de almendras o aceitunas, o si conocemos a tal o cual vecino
de nuestro pueblo.
Hay
pueblos como esta Gargantilla que se acurruca en la falda de la Sierra , que al recorrer sus
viejas callejas y observar a sus vecinos saliendo de la misa dominical,
cultivando sus huertos u otros cotidianos trajines, nos hacen sentir en propia casa. Más aún, la nostalgia nos saluda
desde cualquier rincón o nos llama desde
algún viejo ventanuco, nos hace
un guiño cómplice y nos devuelve la
merienda del pan con higos, el goteo de las canales, los lejanos días de
escuela, de parvas y pastoreos, los
juegos bajo las estrellas, los inviernos
a la lumbre…En fin, tiempos idos, y ya pura arqueología para quienes nos van a
suceder.
Cada
vez que escribo sobre esta humilde y hermosa tierra, me resulta imposible
sacudirme esa nostalgia, que con terquedad perruna suele aferrarse a quienes
nacimos y emigramos a otros lugares.
El
poemilla que sigue se lo dedicamos al pueblo de Gargantilla y por extensión a
tantos de nuestros paisanos que un día se vieron forzados a emigrar:
Duerme en sosiego la aldea
Vaga entre nubes la luna
Puede que llueva mañana
Rebuzna un burro su pena
Gime el autillo en la rama
El aire se despereza
Se ilumina una ventana
Mi corazón se recela
Adioses de madrugada.
La vieja muela
Viejas ventanas:
Aventaderos:
Cerrojos:
Zahurdas:
Tinada
Las Eras
Detalles varios:
Vista con olivar
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