Los tejares solían situarse cerca
de las canteras de arcilla a cielo abierto. Además de tejas, en ellos se fabricaban
también baldosas y ladrillos macizos.
La formas de los tejares eran variadas.
Podían ser cónicos, semejantes a chozos que
construidos de forma escalonada con adobes culminaban en el cono cimero. Otros,
estaban construidos con piedra o ladrillo, de planta cuadrada y doble cámara como
estos de Azután.
Las piezas a cocer se situaban de
manera, que las más pesadas como los ladrillos quedaran abajo, más cerca del
fuego, para terminar en la parte superior con las tejas, colocadas de forma que
aprovecharan el máximo de espacio y separadas para que circulara el calor. Lógicamente,
la combustión en estos hornos se hacía con
leña.
En los
tejares solían trabajar jornaleros, casi siempre a destajo y en una temporada que no superaba los cuatro meses de verano. En una poza amasaban el barro con pies y manos hasta
alcanzar las condiciones requeridas. Dependiendo
del tipo de pieza se utilizaba uno u otro molde. Una vez elaboradas se llevaban
a una explanada, hasta que convenientemente secas se transportaban al horno
para su definitiva cocción
gracias por la visita con estas foto muy bonitas
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