Foto
de 2016 (fuente Youtube)
Un manuscrito literario sobre
Talavera y su antigua tierra
Hace algún tiempo, en el homenaje talaverano a don
Fernando Jiménez de Gregorio, dimos cuenta del manuscrito 14763 de la
Biblioteca Nacional de España, que contenía diversos textos literarios
relacionados con Talavera y su tierra[1]. Otros
investigadores guiados por aquella descripción del manuscrito han publicado después
otras piezas del mismo, particularmente una comedia y un entremés[2], pero quedan muchos versos por editar y esos
versos son importantes para la tierra de Talavera.
Solo sabemos en lo que toca a su autor que el
manuscrito está compuesto por un tal Pineda, pero contra lo opinión de los que
han tratado de él, más que tratarse de un ingenio talaverano, parece que es un
escritor de Madrid que compone una serie de obras a petición de un amigo de la
ciudad de la cerámica, que tal vez le invitaría a conocer su tierra en época
festiva. Sí tenemos noticia de que era dueño de dicho manuscrito una tal Josef
(su apellido está tachado), que dice en la primera hoja: “Este manuscrito lo
compré en la ciudad de…1776” y firma.
En efecto, el manuscrito recoge comedias de claro
sabor talaverano, como las tituladas Flor hay que a un Prado hace cielo,
dedicada a la
ermita del Prado, o Los tres hermanos del
cielo y mártires de Talavera, centrada en los santos Vicente, Sabina y Cristeta,
etc. A buen seguro, dichas comedias, autos y entremeses se escenificaron en los
teatros talaveranos de la época[3].
Un poema dedicado a la romería de
Espinoso a Piedraescrita
Pero no solo contiene el manuscrito textos teatrales,
a partir del folio 346 aparecen los poemas, precedidos de un subtítulo algo
rimbombante que dice: Frutos de la
ociosidad, si hay ociosidad con fruto, que en variedad de conceptos, ya
místicos ya profanos, ofrece a los de buen gusto el buen gusto de su autor.
Entre dichos frutos se recoge una serie de poemas que tienen sabor local, como
el que alude a la villa de El Carpio [de Tajo] y a los duques de Uceda, cuando
recuperaron su señorío sobre la villa; como El Carpio obtuvo tal título en 1737,
el poema tiene que ser posterior, aunque parece muy cercano en fechas.
El otro es este que vamos a transcribir ahora, que
relata cómicamente lo que parece una
romería desde Espinoso del Rey hasta Piedraescrita, todo ello en el marco de un
festejo popular en el verano, en el que también hubo toros y comedias. Hasta
ahora, no teníamos noticia de un texto literario tan antiguo para una tradición
que debió de ser común entre nuestros antepasados.
Conocemos bien las romerías y peregrinaciones
populares, mantenidas hasta hoy, de los jareños a Guadalupe, o a la ermita del
Prado de Talavera; y teníamos noticia de esta costumbre de peregrinación a la
antiquísima y muy bella ermita de Piedraescrita, que tan maravillosos tesoros
alberga en forma de frescos románicos y azulejería talaverana del siglo XVI, porque
así lo señalan las Relaciones
topográficas de Felipe II, al tratar justamente de Espinoso:
“A
tres leguas de este lugar hay una ermita que se dice Nuestra Señora de Piedra
Escripta, a la cual acude mucha gente de lugares a la redonda, la cual está en un
desierto, y acuden a ella en tiempo de verano, la cual ermita es tan antigua
que no hay memoria de hombres de cuándo se fundó, y que es público que ha hecho
milagros, pero que este testigo no los ha visto” (Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de los pueblos de España.
Reino de Toledo. Ed. Carmelo Viñas y Ramón Paz. Madrid, CSIC, 1951, I, p.
352).
Tanto la ermita como la romería tienen orígenes más
antiguos, según los estudiosos, acaso del siglo XI la primera y de mediados del
XIII la segunda. Como en el caso de la Virgen de Guadalupe, también aquí se
cuenta la leyenda de la aparición de la Virgen a un vaquero de Espinoso, al que
le encargó construir una ermita en ese lugar de Piedraescrita donde hoy sigue
existiendo. Incluso se nos conserva alguna imagen de la Virgen que había en
aquella iglesia utilizada en impresiones sueltas que los peregrinos podían
llevarse como recuerdo para después rezar a dicha imagen y obtener una
indulgencia, tal y como reproducimos más adelante. La romería se ha mantenido
hasta la actualidad, y según la información proporcionada por el propio
ayuntamiento de Espinoso, la imagen de la Virgen se trae cada siete años a esta
villa:
“La Virgen permanece cuatro meses en Espinoso, desde el tercer sábado de
mayo hasta el tercer sábado de septiembre, en el transcurso de este tiempo se
hacen misas de barrio y procesiones, recorriendo todas las calles del pueblo” (http://espinosodelrey.es/municipio/eventos.html).
Consulta de febrero de 2019.
Nuestro poema es el ejemplo más antiguo de la romería
en un texto literario, como decimos, y por eso (y por su interés) pensamos que
merece la pena reproducirlo en su integridad. Por el códice donde se contiene,
el poema se escribe a principios del siglo XVIII, pero sin duda tiene todas las
características de los textos barrocos, particularmente de los de corte cómico
que habían impuesto Góngora, Lope o Quevedo (de forma singular este último). Está
escrito en forma de silva, es decir, con una sucesión de versos endecasílabos y
heptasílabos que riman en pareado, normalmente en consonante, aunque también
alguno rima en asonante. Se compone de 306 versos.
Nos interesa su lenguaje, especialmente la presencia
de palabras y expresiones propias de la comarca que dice expresamente “uno de
la Jara”, aquí presentado como un rústico aldeano que causa la risa y la burla
del autor del poema. Igualmente, interesan determinadas alusiones literarias,
como al caballo de don Quijote o a la jaca del famoso Velasquillo, truhán de
los Reyes Católicos, que aparece como protagonista de buen número de cuentos
tradicionales del siglo XVI, como recoge Juan de Timoneda, entre otros.
En lo que toca a la edición, he procedido a modernizar
las grafías y a modificar la acentuación, puntuación y mayúsculas, según las
últimas normas de la Real Academia Española. Corrijo también si advertirlo
errores de copia como tetra por treta, y otros similares. Pero respeto
casos de s por x (estraño), ll por rl (advertillo) o formas antiguas como aqueste, estrotras, fragrancia, etc. Indico
las palabras ilegibles con tres puntos entre corchetes.
[1] Abraham Madroñal, «Estudio y edición del Entremés de los figurones (un manuscrito
dramático talaverano en la Biblioteca Nacional) », Homenaje
de Talavera y sus tierras a F. Jiménez de Gregorio,
Toledo, Ayto. Talavera de la Reina, 1998, pp. 363-380.
[2] Juan de Pineda, Flor hay que a un Prado hace Cielo y
Estrella que vence a el Sol (1728), transcripción y presentación de Ángel Ballesteros Gallardo. Talavera:
Excmo. Ayuntamiento, 2010. También Pedro Tenorio Matanzo: «Un entremés inédito de Juan de Pineda (Estudio y edición del
entremés del Doctor Chamorro)», Alcalibe:
revista Centro Asociado a la UNED Ciudad de la Cerámica, 7, 2007, pp. 205-232.
[3] La loa primera
(para la comedia El Eneas de Dios) se
dice que se escenificó en una función de ánimas por carnestolendas en la
parroquia talaverana de San Andrés y al final se indica que la compuso un
devoto de las Ánimas, a petición de don Francisco de la Cerda, administrador de
la renta del tabaco en Talavera, en 1724. Asimismo, en la Loa para la comedia Flor hay que a un Prado hace cielo, se
dice que la compuso, tanto la loa como la comedia, “un devoto de Nuestra Señor
del Prado, natural de Madrid, a petición de un amigo suyo en la villa de
Talavera de la Reina” (f. 105). Al final de la comedia se lee, que fue aprobada
por el vicario en la villa de Talavera, en 1728.
Portadilla del mismo manuscrito en la parte que contiene las
poesías.
Lámina impresa del altar y la antigua imagen de la Virgen de Piedraescrita, desaparecida en la Guerra Civil. (Propiedad del autor)
Índice de los poemas de esta última
parte del manuscrito:
Frutos de la ociosidad, si hay
ociosidad con fruto, que en variedad de conceptos, ya místicos ya profanos,
ofrece a los de buen gusto el buen gusto de su autor.
-Letra a nuestro padre
san Augustín, obispo y doctor de la Iglesia: “Cielo, sol, luna y estrellas”, f. 346.
-A la bienvenida que a
los excelentísimos señores duques de Uceda previno el filial afecto de sus
vasallos en la villa del Carpio, viniendo a tomar la posesión de sus estados
después de restituidos por su majestad a sus excelencias. Dispúsose una danza
de niñas, que cantaron la siguiente letra: “Todo sea hoy aplauso”, f. 346v.
-Después de cantar las niñas el de
Botón, que iba por bulla, dijo el romance siguiente
joco-serio-cómico: “Ya que aquestas señoritas”, f. 347.
-Concluido el romance, volvieron a formar
lazos las niñas, danzando y cantando las
cuartetas siguientes: “Vengan, vengan al Carpio”, f. 348v.
-Concluidos los lazos, cada una de
las niñas de la danza dijo su décima: “Feliz día en que dichoso”, f. 348 v.
-Quéjase
Lisardo a Filis, viéndose sin correspondencia y haberle faltado en el correo el
alivio que apetecía. Décima: “Decir, Filis, lo que siento” f. 349v.
-Pinta
Lisardo a Filis, cómo se hallaba sin su correspondencia y lo que sintió al ver
su carta. Décimas: “Sentía en mí tal tormento”, f. 350.
-Romance:
“Juanilla a un macho mucho”, f. 350v.
-Pintura
del enamorado a su querida Clori. Romance: “Escúchame, por tu vida”, f. 351.
-Letra
a santa Rita de Casia, viuda augustina recoleta. Coplas: “De Rita el festivo
aplauso”, f. 351.
-Otra
letra a la misma santa con sacramento. Coplas: “Una dama y un galán”, f. 351.
-Letra
que se cantó a dúo al glorioso san Antonio Abad el día de su festividad en su
Hospital de la villa de Talavera de la Reina. “La oración y la humildad”, f.
352.
-Coplas:
“La oración fue quien a Antonio”, f. 352v.
Y
a partir de aquí sigue la silva dedicada a la romería de Piedraescrita que
reproduzco.
APÉNDICE EDITORIAL.
(Ms. 14763 de la BNE, ff. 353-354v).
Pues quieres, dueño mío,
hechizo de mi vida y mi albedrío,
que te pinte mi historia,
si es que aún permanece en mi
memoria,
5 escucha, por tu vida y por la mía,
presta atención, que va de romería.
Salimos de Espinoso una alborada,
guiando a Piedra Escrita la
jornada;
mas fue tan de mañana la partida
10 que lo obscuro la hacía desabrida
y el fresco suficiente
nos cogió tan de lleno de repente
que aunque en calor la bulla nos
metía
solo era el frío lo que se sentía,
15 bien que aqueste principio me asegura
que no faltó a la fiesta su frescura,
porque aunque no hubo nieve yo
imagino
que allá nos la llevamos del
camino.
Yo salí rozagante
20 sobre un negro alentado Rocinante,
que era, si he de pintallo,
borrico enjerto en forma de caballo:
oreja larga, lerdo y aun prolijo
tanto que dél colijo,
25 mirando su entonado paso ardiente
que del de don Quijote era pariente
o que en él se miró resucitada
de Velasquillo el haca celebrada,
aunque siempre advertía en su
modestia
30 que nunca adelantó más que una bestia.
En este, pues, bridón tan delicado
que nunca le sentó bien el bocado
pues aunque le rumiaba a cada
encuentro
jamás le quiso entrar dientes
adentro,
35 sin ver que no aprovecha a los vivientes
bocado que se queda entre los
dientes,
hice yo mi viaje de barato
pero me dio tal trato
con su maldito trote
40 que allá llegó el salero hecho gigote.
El camino pintarte es desvarío
pues en el juicio mío
aunque yo me alentaba
y la tropa de gente me guiaba
45 a caer me determino,
no pudieron entrarme por camino.
Todo es riscos, peñascos y
arroyadas,
cuestas arriba y grandes
hondonadas,
con que de aqueste modo
50 en subir y bajar se nos fue todo.
Pues pintarte en tal bulla
cómo se fue juntando la patrulla
de personas diferentes en estados
es añadir cuidados a cuidados,
55 pues en estas y estotras aventuras
hasta aquí caminábamos a escuras,
hasta que poco a poco amaneciendo
se fue la noche lóbrega escondiendo
y apuntando ya el sol sus luces
claras
60 llegose el día y vímonos las caras.
Aquí fue Troya, pues la gente
andante
que iba formando el escuadrón
volante,
como la senda tanto se estrechaba,
una soga parece que formaba
65 y cada uno en tal droga,
aunque andaba bizarro, llevó soga.
En fin, mi vida, en estas
andulencias
por obviar prolijas advertencias
concluida la jornada
70 se deshizo la soga mencionada
y por no perder tiempo en lo
oportuno
se fue a buscar posada cada uno.
Los más la hallaron entre los
carrascos
haciendo compañía a los peñascos
75 pues de bestias y humanos racionales
se vio poblado el campo de
animales;
pero con tanta unión yeguas y
potros
que no se distinguían unos de otros.
[f. 353vº]
El lugar es lugar sin que lo crea,
80 no más de porque quieren que lo sea
y dado que por corto y vagamundo
se quiso hacer lugar en este mundo,
que no sé cómo pudo
si a las casas acudo
85 diré al verlas en trajes no vulgares
que son casas enjertas en pajares,
sino es que diga al contemplarlas
rasas
que son pajares y se llaman casas.
Mas ya la procesión me está
llamando
90 porque a las diez estaban repicando
para juntar la gente que a destajo
iban viniendo todos al badajo,
aunque sin repetir las campanadas
anduvieron de sobra badajadas.
95 Acudió, pues, la gente al repiquete,
salió el cura con capa y con
bonete,
el sacristán entona
un versillo al compás de la
chacona,
los demás le acompañan
100 y todos juntos parece que regañan
en lugar de cantar, pues en su dejo
verracos parecían de concejo.
Salió el guión, siguiose la
patrulla
que como quien arrulla
105 en tonos silenciosos diferentes
iban rezando allá como entre
dientes.
Luego salió la manga,
no me atrevo a decir de mojiganga
porque fuera indecencia en mis
blasones
110 salir de mojiganga a procesiones
y era hacerla surtida
de manga parroquial, manga perdida.
Después de este aparato
(vaya con discreción aqueste rato),
115 salió la luz del día,
el mismo sol, porque salió María,
tan bella, tan hermosa
que excediendo a la más fragante
rosa
con sus bellos primores
120 todo el campo vistió de hermosas flores
haciendo su presencia en dulce
esfera
al seco estío hermosa primavera,
que en suaves consonancias
a todo el sitio le inundó
en fragrancias.
125 En unas andas sobre negro
trono
sus luces se excedían en
su abono,
tanto que en su vistoso
lucimiento
sobre cuatro coronas hizo
asiento
pues con devoto ejemplo
130 para entrarla en su templo
la llevaron cantándola sus motes
sobre sus hombros cuatro
sacerdotes.
Cantáronla su misa a lo
chanflones,
órganos, chirimías y
bajones,
135 haciendo en el cantar sus
ademanes,
unos con otros, muchos
sacristanes,
que con tiples, con bajos y tenores
todos se revistieron de
cantores
formando su armonía
140 para dar alabanzas a María.
Concluyeron la misa y
luego al punto
cada cuadrilla remató el
asunto
acudiendo a su rancho,
dícenme que a llenar cada uno el pancho;
145 pero se me olvidaba
decirte un dicho de uno de la Jara
y fue en la procesión
aqueste dicho
hijo muy natural de tal
capricho.
Fue, pues, el caso que
yendo caminando,
150 como las cuestas iban
levantando,
el palió se enredó sin
advertillo
con la corona, cayó un
ramilletillo,
violo el palurdo y a gritos
repetía,
sin que él supiese lo que
se decía:
155 “¡Tengan, señores, tengan,
(qué pelmazos),
que aquese angarillón se
hace pedazos!”.
Con que en las voces que
el palurdo daba
al palio angarillón intitulaba.
Estraña bobería,
160 que por ella sin duda merecía
le diesen por burlillas
con el palo del palio en
las costillas. [f. 354]
Siguiose por la tarde, a hora
oportuna,
una comedia con feliz
fortuna,
165 pues sin que hubiese cosa que
resista
de todos la función fue
muy bien vista,
hasta que concluida
aquella escena
cada pobrete fue a buscar
su cena,
porque el hambre picaba a
los mirones,
170 la sed hacía brecha en los
fisgones,
aunque para este daño se
previno
que la sed se apagaba con
el vino,
bien que la industria en
este engaño fragua
que el vino se vendiese
como el agua,
175 pues el que lo vendía, y es
lo cierto,
el agua con el vino daba
enjerto;
mas no valió esta treta
para obviar que hubiese
cantaleta,
porque el vino, aunque
aguado,
180 en muchos hizo efecto de
contado,
con que advertí, aunque
lejos,
que de un pellejo pasó a
muchos pellejos,
hallándose en los cerros,
en sus corros,
pocos discretos, pero
muchos zorros,
185 que tendido cada uno como
supo,
cada cual desolló la que
le cupo.
Apenas a otro día el sol rayaba,
cuando la gente que
dispuesta estaba
comenzó a andar a caza
190 de piedras que formasen una
plaza
porque la que allí había
plaza desmantelada parecía,
que en las ruinas que
apoya
parece estar diciendo
“Aquí fue Troya”.
195 Era el intento hubiese
fiesta de toros que nos
divirtiese,
en tanto que el ganado
conducían
y a la plaza aplazada los
traían
porque la gente no
estuviese ociosa
200 otra comedia hicieron muy
graciosa.
Trajeron el encierro:
unos van a la tapia, otros
al cerro
para ver bien los toros a
su gusto,
pero yo a creer me ajusto
205 que en aquesta partida
en el encierro vimos la
corrida,
porque aunque allí
llegaron
y por la puerta el coso
registraron,
tanto el sitio gustó a
toros y vacas
210 que aun hasta las más flacas
sin que ninguno a alguna
venciese
maldito el que quedó que
no se fuese.
Vuelven a conducillos a la
plaza,
pero como los iban dando
caza,
215 en breve en ella entraron
aunque al entrar algunas
porfiaron
y queriendo volverse a las
andadas
para después guardaron las
cornadas.
Llegose la hora, se arrimó
la gente,
220 las tapias de la plaza
hicieron frente
para formar la valla,
aunque antes fue preciso
reparalla;
mas no fue el reparillo de
nonada
porque aunque estaba toda
retocada
225 sin hallar resistencia
al primer toro hicieron
reverencia
pues por la parte más
fortalecida
apenas saltó el toro a la
corrida
cuando al formar la guerra
230 hombres y tapias, todo cayó
en tierra,
con que al ver el portillo
por delante
el toro las lió luego al
instante
siendo en estos cuidados
él el corrido y los demás
burlados.
235 Salió luego un capeón tan
reluciente
que huía cansancio de la gente
porque él no pretendía
allá empeñarse,
sino atender por dónde ha
de escaparse,
como lo ejecutó sin más
reyerta
240 porque las tapias daban
puerta abierta.
Va a salir otro y al sacar
el pico
otro novillo adelantó el
hocico, [f. 354v]
vio la quimera un toro
y porque si le faltaba aun
decoro
245 la puerta del toril se le
hizo angosta
y por ahorrar la costa
y salir más a gusto
de tan preciso y evidente
susto
tiró un golpe a la puerta
250 y no solo en el lance la hizo
abierta,
sino que dando de ella
testimonios
la puerta y tapia fue con
mil demonios.
Cayó, pues, todo, nada le
embaraza,
hallose el toro en medio
de la plaza,
255 tirose a fuera, fuese a la
barrera
y a corto brinco cátale ya
fuera.
Huye la gente, el toro los
seguía,
a puto el postre cada cual
corría,
y como si ellos fueran los
culpados
260 a la Iglesia apelaban sus
cuidados
y aun algunos prudentes de
maduros
en el sagrado aun no
estaba seguros;
y aun hubo quien formando
calendario
del sagrado apelaba al
campanario,
265 viendo allí a la ligera
los toros en propicia
talanquera;
mas el toro insolente
sin hacer caso ya de tanta
gente
quiso jugar un rato
270 y a una mujer la fue a tentar
el hato.
Ella corría que se las
pelaba
y el toro que más que ella
caminaba
curioso en los atajos
tras ella se iba a
registrar sus bajos;
275 mas cuando ella corría
yo no sé si era algalia a lo
que olía,
que el toro en su quimera
aunque la iba apuntando a
la trasera
no quería inhumano y
temerario
280 dejar de registrar su
antifonario
hasta que ella advirtiendo
un borrico que estaba allá
paciendo
haciendo de miralle, caso estraño,
fuese el toro sin hacerla
daño
285 siendo, como lo explico,
su galán defensor aquel
borrico,
pues en esta partida
solo aquesta mujer fue la
corrida
cuando todos juzgaron
290 que lo fuesen los toros que
encerraron.
En fin, habiendo visto con
tal arte
que se fue cada toro por
su parte,
lo mismo hizo el gentío en
su contienda
pues echó cada lobo por su
senda,
295 marchando cada uno de
entonada
al lugar donde tiene su
morada.
Volvímonos a casa
y esto es en suma todo lo
que pasa,
porque aunque en Espinoso
300 encerraran los toros en el
coso,
los que allá se escaparon
y con destreza a todos los
trataron
como […]
es relación allá pide
nueva […]
305 y así si esta te place,
aquí da fin el cuento, vade in pace.
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