DIARIO
DE HOSPITALIZACIONES Y CONSULTAS DEL HOSPITAL DE SANIDAD MILITAR DE BELVÍS DE LA
JARA. Año de 1937.
Por Francisco López de Castro y Beatriz López
Durán
Este artículo está basado en el “Diario de hospitalizaciones y consultas del hospital de Sanidad Militar de Belvís de
Durante la Guerra Civil (1936-39),
Belvís contaba con unos 4.500 habitantes, siendo uno de los núcleos de
población más importantes de la comarca de La Jara. Había por entonces dos
plazas de médico de la
Beneficencia en Belvís, una de las cuales ocupaba, desde 1910,
Francisco López Paredes, natural de Aldeanueva de San Bartolomé (Aldeanovita).
El Dr. López Paredes, colegiado nº 87 del Colegio Oficial de Médicos de Toledo,
había sido discípulo de D. Santiago Ramón y Cajal y compañero y amigo de
Gregorio Marañón y Posadillo, perteneciente como él a la promoción de 1909 de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense
de Madrid y con el que mantuvo una relación de amistad y un intercambio de
correspondencia hasta su fallecimiento en el año 1950.
Francisco López Paredes
Respecto a la contienda militar, podría decirse queLa Jara fue “tierra de nadie”, con sucesivos ataques
puntuales de ambos bandos, hasta que fue finalmente dominada por el bando
Nacional a finales del verano de 1938.
Respecto a la contienda militar, podría decirse que
En el
año que nos ocupa, 1937, tuvo lugar la campaña militar franquista que pretendía
acceder a Talavera de la Reina
desde tierras cacereñas por la comarca de Campo Arañuelo (Navalmoral de la Mata ), próximo a la comarca
de La Jara. En
la zona, distribuida en varios de nuestros pueblos (Alía, Puerto de San
Vicente, Aldeanueva de Barbarroya o La
Nava de Ricomalillo, donde estaba su cuartel general), se
estableció en 1937 la 62 Brigada Mixta o “Regimiento de Campesinos de Toledo”,
comandada por el Mayor Orencio Labrador Maza, por entonces alcalde de su pueblo, Puente
del Arzobispo. Este hombre era un jornalero que extendió la organización
campesina para la provincia de Toledo, llegando a ser secretario provincial de la Federación de
Trabajadores de la Tierra
y candidato del PSOE por Toledo en las elecciones generales de 1936. Al
comenzar la sublevación militar organizó el Regimiento de Campesinos de Toledo.
Tras estar exiliado en Londres recaló en Venezuela, donde falleció en 1958.
Orencio Labrador Maza
Imagen de un Hospital de la época
La relativa proximidad al frente hizo
que se montara en Belvís (y al parecer también en La Nava de Ricomalillo) un
hospital de Sanidad Militar u hospital de campaña, ubicado en la misma plaza
del pueblo. Lamentablemente, no se conserva información alguna en los archivos
municipales sobre este pequeño hospital ni sobre el personal que lo atendía,
del que el diario no da cuenta alguna. Posiblemente, por ser autor del mismo,
el Dr. López Paredes pudiera haber sido el responsable del mismo, junto con el
otro médico de Belvís, D. Ceferino Ramírez Cabello, natural de Aldeanueva de
Barbarroya.
Según el
diario, el hospital inició su actividad el 17 de enero de 1937. La última alta
registrada está fechada el 12 de enero de 1938, prácticamente un año después de
su puesta en marcha.
El
diario recoge un total de 105 hospitalizaciones y 44 consultas. Como se comentó
antes, se trataba de un frente poco activo, lo que explica el reducido número
de pacientes atendidos. Por sexos, once de las consultas (una cuarta parte)
fueron realizadas por mujeres, mientras que éstas sólo representan el 3,8%
(cuatro) de las hospitalizaciones. Aunque algunas eran milicianas, la mayoría
eran vecinas de Belvís o pueblos cercanos. La media de edad de los pacientes
hospitalizados es ligeramente menor que la de los vistos en consulta (26,8 vs
29,8 años).
Respecto
al tipo de paciente, hay 36 civiles, 100 soldados, 5 suboficiales y 3
oficiales. Como curiosidad, dos casos figuran como “evadidos”. Por provincias,
la mayoría procede de Toledo (91 pacientes), le siguen Cáceres (24), Badajoz
(15), Ciudad Real (9), Asturias (2), Albacete (1) y Ávila (1).
La mayoría
de las consultas se concentran entre los meses de enero y abril, mientras que
las hospitalizaciones lo hacen entre enero y agosto.
Respecto
a los motivos de consulta, la primera causa eran las lesiones traumáticas (30,9%) –en su mayoría
heridas por arma de fuego-, seguidas de enfermedades de la piel (21,4%), del
aparato digestivo (11,9%), osteo-musculares (9,5%), respiratorias (9,5%) e
infecciosas (4,8%).
En
cuanto a las hospitalizaciones, destacan las enfermedades respiratorias (34,3%)
–dentro de ellas figuran varios casos de tuberculosis y neumonía-, lesiones
traumáticas (21,9%), enfermedades digestivas (13,3%) e infecciosas (11,4%). Se
atendieron algunos casos de malaria, gonorrea, fiebre tifoidea o encefalitis.
No consta ningún fallecimiento.
Respecto
a los tratamientos utilizados, la mayoría eran curas locales, y hay poca
información en el diario sobre los fármacos empleados, aunque el “arsenal”
terapéutico era muy, muy limitado por entonces: Bardanol (extracto de las raíces de bardana o garduña) para la
forunculosis; Inotyol (sulfoictiolato
de amonio) o pomada de Zumenol (¿?)
para las dermatitis y eccemas; Neutralón (antiácido
a base de silicato alumínico); Salivenal
inyectable (¿?), para un caso de “reumatismo”; diuréticos, en un caso de
nefritis; Aspirina, balsámicos y expectorantes, en cuadros catarrales; Septiceminí (¿penicilina?), en el caso
de una niña diagnosticada de encefalitis; antitoxina diftérica; Orosanil (aureotiosulfato de quinina),
usado en el tratamiento de la tuberculosis pulmonar por entonces; insulina o tónicos
y reconstituyentes. A la vista de los recursos disponibles entonces, no cabe
más que reconocer las dificultades a las que se enfrentaban y el mérito que
supuso, para unos médicos rurales, realizar su labor en esas condiciones y,
además, en un contexto social como el de la Guerra Civil.
Para
concluir, aunque entre dentro del enorme y trágico anecdotario de nuestra
Guerra Civil, comentar que al trasladarse la 62 Brigada Mixta, en enero de 1938, a otro frente más
activo, sus mandos quisieron llevar consigo al doctor López Paredes. Para evitarlo,
se presentó voluntario para ir con ellos su hijo, Francisco (“Paquito”) López
López, estudiante de último curso de Medicina, quien fallecería en el frente de
Lérida en marzo de ese mismo año.
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Aprovechando que con el artículo anterior ha entrado - aunque de forma excepcional - en nuestro blog el tema de la Guerra Civil Española, os traemos esta galería de fotos en formato video. Las imágenes son de tal contundencia, que independiente de cualquier ideología, nos mueven a ponernos en contra de cualquier guerra.
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