Nada más llegar a
Adeanueva de Barbarroya y vernos tomar fotografías, Alejandro sintió curiosidad
por la razón de nuestra visita a su pueblo, y fue él quién nos guió hasta una
vieja panadería, ya en completa ruina para mostrarnos el viejo torno de amasar.
Muy amable, nos
explicó como funcionó en su tiempo, un tiempo ya lejano y desconocido para
muchos.
Este viejo torno
era movido por un burro que uncido al horcate daba vueltas sobre el árbol o
engranaje que muestra la fotografía. Este engranaje conectaba a su vez con un
mecanismo que movía unos rodillos que facilitaban el amasado. Una vez preparada
la masa, se formaban los panes para su cocción definitiva en el horno.
La peculiaridad
del animal que movía el torno era que llevaba una cabezada con una especie de
antojeras que le impedían ver. Según nuestro amigo su finalidad no era otra, que
cumplir con su trabajo sin que advirtiera si se le vigilaba. De vez en cuando,
el reproche del amo y un palo sobre la grupa del pobre burro le recordaban que
no debía interrumpir su marcha.
Según Alejandro,
un día un veterinario recién llegado al pueblo quiso saber la razón por la que
le tapaban los ojos, y el panadero le respondió
con este viejo y preciso refrán: “Ojos
que no ven, corazón que no siente”
Sería interesante
que este antiguo torno o lo que de él queda fuera recuperado y exhibido en un
museo etnológico o de aperos local. Quizá a no tardar mucho ya no exista dicha
posibilidad.
Torno de amasar pan
Detalle de la panadería
Patio de la casa
Patio de la panadería
Ventana de la panadería
una visita muy interesante... y las explicaciones tambien.
ResponderEliminargracias y besos de tu prima
Muy bueno, enhorabuena y gracias por compartirlo
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