Existe una Jara vivida desde el terruño, íntima y personal que intentamos reflejar aquí, con miradas a sus arquitecturas, paisajes y paisanajes, costumbres y tradiciones, sin olvidar La Jara actual. Solo nos anima el deseo de defender nuestra cultura rural frente al empuje de lo urbano y a reclamar nuestro derecho al progreso frente a la desidia de la clase política.
En
los arroyos que descienden de las cárcavas formadas sobre las terrazas del Tajo
han sido hallados huesos de animales prehistóricos y cantos tallados. En el
arroyo Manzanas se encontró en el año 1860, una tumba de unos dos mil
seiscientos años de antigüedad en cuyo interior se hallaban varios objetos de
gran interés por cuanto demostraban por sus influencias estéticas
orientalizantes que nuestra comarca fue frontera norte del mundo tartésico. En
el enterramiento en cuestión se encontró una vasija metálica de gran interés,
un jarro piriforme con asa de triple sección que termina en tres cabezas de
serpiente y en su arranque se decora con una palmeta rematada por dos capullos.
Esta pieza se expone en el Museo Metropolitano de Nueva York desde 1956.
También se halló en la sepultura un timiaterio y restos de un braserillo que
servían para la realización de una serie de rituales con libaciones e incineración
de sustancias olorosas que acompañaban a los enterramientos de rango
aristocrático en aquella época.
Las elevaciones que limitan hacia el sur de la
vega han estado pobladas desde antiguo debido a la proximidad del río, a la
feracidad del terreno y a su fácil defensa por lo escarpado del terreno. Justo
al oeste del arroyo Manzanas se sitúan sobre estos cerros restos de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro.
A
esta última época pertenece uno de estos yacimientos donde vivieron gentes
relacionadas con el mundo de los vetones. Enfrente de la isla de El Alariche se
encuentra la antigua granja de Pimpajuela. Es una explotación agrícola que
aparece en los textos históricos desde la Edad
Media y cuyo nombre, según Jiménez de Gregorio, derivaría de
algún personaje romano llamado Pompeyo. No sería extraño que en tierras tan
feraces hubiera tenido su solar alguna villa romana y en el mismo sentido
apuntarían los restos arqueológicos de la época hallados en el entorno. Fue
propiedad de los monjes jerónimos de Talavera. Hoy día se mantienen muchas de
las dependencias del complejo agrícola que explotaron los frailes: la capilla,
corrales, almacenes, lagares, norias, y cuevas utilizadas como bodegas
recuerdan los tiempos de esplendor de esta gran explotación agropecuaria de las
vegas taganas. Además e todo este patrimonio arqueológico debemos señalar la
referencia a dos verracos hallados en la labranza de El Gamito, uno de ellos
localizado hoy día en Alcaudete de La
Jara.
Según
las Relaciones de Felipe II, Las Herencias se llamaría así porque “ este lugar estaba fundado como a
quinientos pasos más hacia la parte donde el sol se pone, y por ser algo
enfermo le edificaron donde al presente está y que se llamaba antes de ahora
Peña, y porque este lugar es de heredades particulares se llama Las
Herencias…”.
El
caserío conserva bastantes elementos de su arquitectura popular en la que los
materiales mayoritariamente empleados son el tapial, el adobe y el ladrillo,
utilizado éste en los muros con el típico aparejo mudéjar, alternando en
machones y verdugadas con paños de tapial. Se conservan grandes portadas con
puertas carreteras y algunos de los edificios han sido restaurados siguiendo
parámetros tradicionales. La iglesia sufrió los embates de la Guerra Civil en su antigua
imaginería de la que apenas queda nada, aunque conserva una encantadora
espadaña.
Hay
junto a la plaza un edificio con la fachada decorada con buena cerámica talaverana y otra casa más modesta que luce
una curiosa placa también de cerámica que celebra la terminación de la
construcción en los tiempos del cólera del siglo XIX.
El embalse de Azután y Los Castillos.
Vale
la pena visitar este paraje natural, acondicionado por el ayuntamiento con un
área de recreo y subir hasta la cumbre de los cortados sobre el Tajo para
disfrutar del paisaje, y divisar con el río a los pies, las tablillas que ha
generado el embalse con su riqueza en avifauna. Este cerro de Los Castillos es
también un importante yacimiento arqueológico habitado en la Edad del Cobre, en la
Edad Media y durante la Guerra Civil, cuando se cavaron
las trincheras que todavía se perciben. En 1801 se produjo un derrumbe de las
tierras que forman estas elevadas terrazas sobre el Tajo causando un gran
estruendo e interrumpiendo la corriente del río durante unos minutos.
Ningún documento más oportuno para este reportaje que el que nos ofrece este video, quizá el más antiguo sobre nuestro folklore.
Aquí os dejamos estas seguidillas y rondeñas cantadas y bailadas por nuestros paisanos de Las Herencias allá por 1961.
Enhorabuena y gracias a todos los que hicieron posible esta joya.